viernes, 19 de diciembre de 2008

Nuevo Director LMS


Diciembre de 2008

Introducción

En las siguientes líneas se presentan los trazos fundamentales de un programa de gestión para el Liceo Experimental Manuel de Salas de la Universidad de Chile. Así, El presente texto pretende actuar como la plataforma de trabajo que sustenta la candidatura a la dirección del Establecimiento de quien suscribe, profesor de Lenguaje y Comunicación, señor Jorge Zubicueta Galaz.

Sin embargo, si sólo se le asignara esa finalidad, se restringiría su base esencial, que es la de convertirse en un aporte a la reflexión y proyección educativa del Liceo Experimental Manuel de Salas.

Nos parece que una base sólida para el diseño y aplicación de un conjunto de soluciones armónico debe, necesariamente, arrancar de un diagnóstico acertado de los problemas que afectan al Establecimiento. Nuestra propuesta se inicia, por consiguiente, con algunas consideraciones respecto de la situación actual de nuestra Institución en sus ámbitos académico, financiero y administrativo.

Sobre la base de ese diagnóstico, se plantean diez ejes u objetivos que sustentan el trabajo que se pretende concretar en los próximos cuatro años. A su vez, estos ejes se presentan separados metodológicamente en tres grandes dimensiones: lo Académico, lo Académico–Administrativo y lo Financiero.

Para cada uno de esos ejes, se proponen algunas de las tareas esenciales que implicarían su concreción. Claramente, estos ejes y tareas nacen de la hipótesis de que el cambio educativo es fundamental para mejorar la educación impartida en el Liceo, no obstante, la mayoría de las propuestas de gestión se fundamentan sólo en cambios estructurales -aunque necesarios-, de acotada trascendencia para transformar la mentalidad de una comunidad educativa y convertirla en una comunidad de aprendizajes, en una organización inteligente.

En la conclusión, hacemos una breve síntesis de los puntos expuestos y una lectura desde otro ángulo de lo que debiera alcanzar el Liceo como organización inteligente.

Este proyecto de gestión se complementa con una breve bibliografía que sustenta algunas de las ideas y propuestas que incluye el texto.

Esperamos que en estas ideas se refleje el compromiso permanente con el Liceo y su gente, compromiso sostenido durante casi veinte años de trayectoria como profesor del Establecimiento. Confiamos, también, en que se proyectará la certeza por la cual creemos en un mejor futuro para el Liceo, a pesar de las variadas dificultades por las que atravesamos. Esta confianza se funda en el talento de sus estudiantes, en el profesionalismo y esfuerzo de sus profesores y funcionarios, y en el aporte a la educación de sus hijos e hijas que pueden realizar todos sus apoderados.

Creemos que el Establecimiento cuenta, además, con una comunidad que trasciende el tiempo; sus ex alumnos, ex profesores y ex apoderados, pueden seguir siendo un aporte al resurgimiento del Liceo Experimental Manuel de Salas.

Pretendemos que en este proyecto se expresen también nuestras profundas creencias educativas, esto es, la necesidad de entregar una sólida formación intelectual y valórica a nuestros estudiantes, favorecida por un espacio de confianza, respeto, responsabilidad, participación, liderazgo y trato deferente entre todos los integrantes de nuestra comunidad educativa.

II. Conciso diagnóstico de la situación académica, financiera y administrativa del Liceo Experimental Manuel de Salas

2.1. Ámbito académico o la pérdida del norte educativo

Si bien nuestros resultados académicos en pruebas de orden nacional como el Simce y la PSU no distan de los alcanzados por colegios de nivel socio-económico similar al nuestro, sus logros revelan un estancamiento de varios años.

Sin embargo, lo verdaderamente significativo es la percepción de desorden, de carencias en la formación intelectual y actitudinal de nuestros estudiantes, lo que nos revela que la educación impartida en el Liceo ha sufrido una marcada declinación. Las razones son variadas y dicen relación con las nuevas exigencias educativas -frente a las cuales no hemos reaccionado de manera pertinente-; con los problemas de gestión académica, administrativa y financiera del Liceo; los cambios en las familias y estudiantes que atendemos, entre otros aspectos.

Una de las características primordiales de las reformas o de los procesos de cambio educativo que nuestros sistemas educacionales pretenden aplicar -y cuyo norte es, en principio, mejorar la educación impartida-, es que dichos procesos se centran en cambios estructurales o externos –dependencias institucionales, reglamentos, organización, aspectos laborales, aumento de la infraestructura, aumento de horario, cambio de planes y programas de estudio, tecnologías-, pero olvidan que el cambio que propugnan se debe producir al interior de la sala de clases, esto es, en los modos de enseñar y de aprender, en ese contacto con el conocimiento que se produce gracias a la relación entre el profesor y los estudiantes y con los profesores y no contra ellos.

El Liceo ha confundido, como gran parte de nuestra educación, el cambio estructural con el cambio educativo. Una primera conclusión es que el mejoramiento educativo no necesariamente se logra por esa vía, y que no pocas veces ese camino es un espejismo de transformaciones que modifican el discurso, la terminología, la organización, pero que no se traducen en el mejoramiento educativo esperado y real.

En este sentido, el Proyecto Educativo Institucional no es un instrumento que haya servido efectivamente para señalar e impulsar el norte educativo del Liceo. Existen, a nuestro parecer, varias razones que explicarían esta distancia.

Por una parte, su diseño se produjo en circunstancias que inhibieron una participación amplia de todos los estamentos, su disposición y etapas fueron externas –a cargo de una comisión- lo que derivó en un PEI que lejos de entregar líneas de trabajo definidas, se convierte en un discurso estándar sobre la educación integral.

Por otra parte, el PEI no se concretó ni en un proyecto psicopedagógico ni en un proyecto de aula que contribuyeran a su puesta en práctica. Tampoco el Proyecto Educativo progresista e histórico que caracterizó al Liceo desde su fundación, parece demasiado presente en ese discurso educativo. Es interesante señalar, además, que frente a las crisis de índole diversa, la cultura escrita que aún caracteriza a nuestras sociedades, propone aparentes soluciones: Un discurso pletórico de grandes fines o documentos normativos y prescriptivos, que no pocas veces terminan siendo parte del problema y no de la solución. Más adelante hacemos algunas propuestas respecto del PEI, sobre las cuales la comunidad educativa debe reflexionar y decidir.

Como parte del trabajo de tesis para la magistratura en educación, nos tocó el honor de entrevistar a la profesora Viola Soto Guzmán, jefe de UTP del Liceo Experimental Manuel de Salas en la década de los años 60. Ella nos indicaba que la base de la experimentación y de la innovación en el Liceo fue su comunidad educativa. Esa comunidad educativa estuvo integrada por intelectuales y profesionales de una clase media pujante, pero, sobre todo, por una comunidad unida verdaderamente por fines educativos superiores, esto es, la educación y formación integral de sus estudiantes. Es aquí que nos parece que subyace un problema que afecta gravemente las posibilidades de transformación educativa del Liceo: Nuestra comunidad educativa está fracturada. Existe desconfianza entre profesores y apoderados; el contacto intelectual y personal entre profesores y estudiantes se ha debilitado; los profesores y los funcionarios no parecen compartir los espacios rituales comunitarios y entre los profesores existen grupos de influencia legítimos, pero que no han logrado coordinar esfuerzos hacia los fines que todos procuramos alcanzar: una educación de creciente calidad. Esa coordinación de fines y esfuerzos es una tarea fundamental para mejorar la educación que brindamos a nuestros estudiantes. ¿Cómo se conforma una verdadera comunidad educativa? Cabe hacer una reflexión profunda respecto de esta problemática, a la que aportamos algunas ideas que esperamos vayan en el sentido de restaurar esa unidad que se ha visto deteriorada en el último tiempo.

Estas divisiones internas que se arrastran por muchos años, los problemas horarios, la excesiva importancia del trabajo administrativo, entre otros aspectos, ha generado una grave declinación en el trabajo en equipo de los profesores. Esta carencia produce estancamiento y escasa circulación y explicitación del conocimiento pedagógico, por lo que la organización no aprovecha ese saber, no lo institucionaliza, no lo difunde; dicho de otra forma, no aprende, no avanza, se estaciona en el loable esfuerzo educativo individual, cuyas proyecciones se acotan, declinan, se pierden.

Este aislamiento interno tiene su inevitable correlato en el aislamiento externo, lo que implica que no conocemos ni aplicamos determinados avances educativos de otras realidades, no nos nutrimos de esas experiencias de aula, no estamos informados del conocimiento pedagógico actualizado; nos manejamos en una realidad de corto alcance, solipsista, insular y retraída, que nos induce a inventar la pólvora continuamente. En pocas palabras, el Liceo se ha estancado, mientras otros colegios han avanzado notablemente. No hay contacto consistente con el medio, con la noosfera educativa.

Otro de los aspectos deficitarios y que agrava la carencia de conocimiento pedagógico sistemático y explícito, dice relación con la falencia en la evaluación de las acciones diseñadas y aplicadas en el Liceo, tanto a nivel académico como académico-administrativo. La falta de evaluación se complementa con una característica que ha singularizado muchas de nuestras acciones educativas, a saber, la falta de (re)planificación sobre la base de evidencias objetivables. Con excepción del Simce y la PSU, cuyo análisis ha permitido aplicar estrategias remediales en determinadas asignaturas, no existen otras evaluaciones del desempeño en el ámbito de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Lo anterior tiene derivaciones riesgosas, como exacerbar la preponderancia de la PSU o el Simce, que no necesariamente implican un mejoramiento en el trabajo de aula.

Una comunidad docente que trabaje sin evidencias válidas y confiables, sin que el conocimiento pedagógico se explicite y circule, genera una comunidad temerosa de exponer los problemas que se manifiestan en la sala de clases, tanto a nivel del logro de los aprendizajes como en el ámbito del manejo disciplinario de grupo. La razón: no existe respeto por el error como base epistemológica, como fuente de conocimiento. Desde las autoridades, que solucionan todo con sumarios, hasta el escarnio público o velado que sanciona socialmente a quienes exponen alguna dificultad con los cursos que atienden, se teme a la exposición, lo que genera desconfianza y ahonda el aislamiento.

Una fuente de solución para tales conflictos es el conocimiento y uno de los orígenes de ese conocimiento es el perfeccionamiento. Como gran parte de la educación chilena, no hemos encontrado solución de continuidad factible a este problema. Nuestro perfeccionamiento no es sistemático, las más de las veces es impuesto externamente y se convierte en una carga horaria y de trabajo, difícil de equilibrar con las actividades docentes y administrativas. Tampoco ha sido evaluado su impacto real en la sala de clases. Cabe diseñar y encontrar fórmulas diversas para alcanzar este fin de invaluable relevancia educativa. Debemos agregar que muchos de nosotros hemos sido objeto de cursos de perfeccionamiento de mala calidad y de relevancia dudosa.

El aislamiento de los profesores en el desempeño profesional se transforma en una debilidad en el ideal del profesionalismo interactivo y en la capacidad de innovación para resolver los problemas. He aquí otro asunto que nos parece fundamental. Como no existe evidencia, ni reflexión conjunta, no se logra analizar los problemas, sus aristas y complejidades. Reiteradamente se diseñan y aplican soluciones a problemáticas que son consecuencias del problema, más que a sus verdaderas causas.

Debemos concordar en un aserto evidente: no se puede lograr el cambio educativo si no se considera a los docentes, sus intenciones educativas, su experiencia y el respeto por esa experiencia, así como las características personales que sustentan y proyectan su trabajo profesional en el aula. No sólo no se nos escucha realmente, sino que muchas veces se nos da un trato descortés, que genera temor o rebelión. Nuestra organización no sólo es en extremo jerárquica administrativamente, sino, además, poco participativa en la toma de decisiones académicas que son las que nos competen fundamentalmente. Hemos asistido a discusiones bizantinas de orden administrativo de fácil solución que se problematizan como asuntos relevantes y, en cambio, hemos contemplado cómo no se discuten temas pedagógicos de compleja resolución, a los que se les dan salidas simplistas. Un ejemplo, la JEC y sus implicancias educativas. Es posible que este problema de participación se verifique también en los otros estamentos de la comunidad, que se sienten excluidos del análisis de las problemáticas que los aquejan directamente.

La falta de participación es una consecuencia más de la escasa relevancia que se da -en los hechos- a la labor del profesor en el aula. Hasta hace poco contábamos con una propuesta de Reglamento Docente que valoraba los cargos, las magistraturas y doctorados, corregida, venturosamente, por la comisión ad hoc creada hace algún tiempo por la actual dirección. Del mismo modo, el exceso de autoridades y funciones anexas a la docencia no sólo revelan un posible exceso de gastos, sino una señal equívoca que llama a los profesores a abandonar la sala de clases. Se une a lo anterior, la falta de consideración por la clase, quebrada por el ruido y las interrupciones permanentes. Se completa, así, un cuadro que no sólo es injusto, sino incorrecto. La educación del Liceo se juega en la sala de clases, en amplio y profundo sentido.

Nos parece también que varias autoridades a lo largo de los años han manifestado una marcada falta de compromiso con su cargo, que en el fondo es una falta de compromiso con la labor educativa de los profesores del Liceo. Este hecho se traduce en que se asigna la responsabilidad total a los profesores de aula sobre las falencias educativas y no se lidera ese cambio desde la dirección y con los profesores.

Lo anterior, sin embargo, no puede inhibir una autocrítica respecto de cómo asumimos, como profesores, nuestras propias responsabilidades académicas con relación al aprendizaje de nuestros estudiantes. Nos parece que en algunas ocasiones se deslindan responsabilidades en las autoridades de turno que, si bien a veces tienen una base real, son sólo parciales en la explicación de los hechos. Una comunidad profesional debe hacerse cargo de su trabajo, de sus logros, de sus deficiencias y de las soluciones que diseña e implementa.

La desvalorización del trabajo en el aula, encuentra su correlato, además, en el exceso de labores administrativas que ocupan un tiempo valioso para la preparación de clases, corrección de pruebas y atención de los alumnos y apoderados. Es más, estas obligaciones burocráticas muchas veces quedan archivadas y no tienen una utilidad verificable, lo que produce la pérdida de sentido y justo malestar entre los profesores.

Una expresión de lo expuesto es el diseño de nuestros horarios, que no consideran insumos fundamentales como los cursos que cada profesor desea atender, sus necesidades profesionales básicas –sin caer en excesos, como es lógico suponer- y toda aquella información que apoye el trabajo en equipo de los profesores.

La aplicación de la JEC y los problemas financieros del Liceo han coartado un mejoramiento de la oferta curricular, especialmente en los planes electivo, diferenciado y extracurricular. Una proposición amplia y variada es un factor estratégico que marca las diferencias con otros establecimientos educativos y que, por lo tanto, se convierten en un componente que atrae a nuevas familias y estudiantes. Tampoco se han desarrollado proyectos de innovación o mejoramiento educativo que aprovechen las ventajas que brinda esta área curricular como electivos multidisciplinarios o interdisciplinarios.

Pensamos que una de las áreas donde se establecen diferencias claras respecto de otros proyectos educativos está en la formación de valores y actitudes en los estudiantes. Nos parece que este aspecto no ha sido diseñado, implementado ni evaluado integralmente en el Liceo, salvo por algunos aspectos que señala el PEI, pero que no han tenido hasta hoy la proyección en acciones concretas que busquen desarrollar ese elenco de principios y actitudes que se consideran meritorias para nuestra educación. Además, la actual propuesta valórica del PEI no necesariamente obedece a lo que la comunidad de profesores considera como lo más relevante. Sobre esta formación existen experiencias y bibliografía suficiente que pueden ser la base para diseñar una propuesta participativa, integral e integradora para el Liceo.

En este plano de la formación, uno de los más graves problemas es la disciplina. El creciente mal comportamiento de los estudiantes dentro y fuera de la sala de clases tiene causas diversas. Por una parte, la calidad de las clases puede responder a parámetros distintos a los requeridos por la educación actual. Por otra, la carencia de normas disciplinarias consistentes entre los diversos ciclos, más allá de sus lógicas diferencias, entregan señales equívocas a los niños y jóvenes, que los confunden. El Liceo no ha logrado generar criterios comunes respecto a cómo abordar esta problemática. Muy probablemente tampoco hayamos podido clarificar el problema, sus aristas y profundidad. Pensamos que si no encontramos las soluciones a esta problemática, difícilmente podamos avanzar en pos de un mejoramiento educativo real del Liceo.

2.2. Situación Académico-Administrativa o cómo los medios se convierten en fines

Las grandes expectativas generadas en una buena parte de la comunidad por el retorno del Liceo a la Universidad de Chile, evidentemente no se han cumplido en su totalidad, sea porque dichas expectativas eran desmedidas, sea porque no hemos determinado con claridad lo que necesitamos de la Universidad, sea porque la Universidad es una realidad académico-administrativa compleja que restringe la toma de decisiones eficientes y rápidas, sea porque la ley de traspaso implica la autonomía del Liceo de la Universidad, lo que inhibe la acción directa de esa Casa de Estudios.

Con respecto a las expectativas, debemos decir que una vez más hemos sido objeto de una característica negativa de nuestra identidad comunitaria, por la cual esperamos que otros solucionen nuestros problemas, generalmente agentes externos, o bien las autoridades de turno del Establecimiento. Debemos entender que el retorno a la Universidad de Chile es un cambio estructural y legal que abre posibilidades que deben ser aprovechadas, pero que no implican el cambio educativo fundamental que precisa el Liceo.

El punto anterior nos lleva a indicar que un Establecimiento sin norte educativo no totalmente definido, sin conocimiento real de la Universidad, no ha sabido determinar sus necesidades de perfeccionamiento, de extensión, de colaboración, de contacto e intercambio que pudieran apoyar nuestro trabajo educativo. Una primera tarea ineludible es, por una parte, determinar las necesidades del Liceo y, por otra, analizar cuáles y en qué condiciones la Universidad nos puede brindar colaboración. Lo anterior no impide reconocer los esfuerzos que esa Institución ha conducido hasta la fecha.

Las posibilidades de colaboración que un Liceo de educación parvularia, básica y media puede lograr de la Casa de Estudios más prestigiosa del país, son amplísimas.

La ley de traspaso, que contempla nuestra autonomía financiera y administrativa, nos recuerda un hecho a nuestro entender fundamental: es la propia comunidad educativa del Liceo, especialmente sus profesores y autoridades, quienes deben sacar al Liceo desde el marasmo educativo en el que se encuentra. Debemos hacernos responsables de nuestras acciones y omisiones y de nuestro futuro. Esta responsabilidad debe ser asumida sin más dilaciones ni excusas.

Como organización, nos aquejan varios de los problemas de la administración pública. Contamos con procedimientos no siempre estandarizados y, muchas veces, anticuados, lentos y hasta ineficientes en múltiples sentidos. Varias de las normas de la administración pública limitan la toma de decisiones rápidas frente a situaciones emergentes como son aquellas que acaecen en los colegios. Sin embargo, nos parece que la organización agrava sus problemas con procedimientos burocráticos, basados en papeleo excesivo, sin toda la base tecnológica que otras instituciones educativas poseen. En los últimos años se ha avanzado en tal sentido gracias, por ejemplo, al school track, a los progresos en el sistema de matrículas, pero aún resta mucho por hacer en esta área.

Sistemas administrativos anticuados ocupan más tiempo del requerido, tiempo que los profesores pudieran emplear en la preparación rigurosa de sus clases, en la atención a sus estudiantes, en la preparación de recursos y materiales, entre otros aspectos. Muchas veces se solicita información a destiempo, esa información se pide por varias partes a la vez, o se pide toda de una vez, lo que implica que jefes de asignatura, profesores jefe y de asignatura tengan que enviar información urgente durante el mismo periodo, sin que las autoridades se coordinen y, lo que es más grave, sin que necesariamente esa información genere algún cambio relevante. En muchas oportunidades esa información se acumula, no se lee y menos se analiza. Es decir, un tiempo valioso es ocupado en tareas inútiles.

Uno de las áreas más deficitarias señaladas en el diagnóstico académico dice relación con la falta de procesos de evaluación de las acciones diseñadas y aplicadas en el Liceo. Esta afirmación vale también para la organización que surgió post reestructuración, especialmente en lo referente al trabajo de los ciclos y de las políticas de comunicación y extensión del Liceo. Cabe hacerse algunas preguntas respecto de esta organización, por ejemplo: ¿Existen criterios y procedimientos comunes entre los ciclos? ¿Al interior de los ciclos se comparten similares visiones sobre la disciplina de los estudiantes? ¿Ha contribuido a mejorar el trabajo académico la existencia de los ciclos o ha favorecido la existencia de varios colegios al interior del Liceo? ¿La política comunicacional ha sido efectiva? ¿Se han coordinado efectivamente los distintos niveles de extensión, Cerpec y Comunicaciones en el Liceo? Nos parece que varias de esas respuestas son negativas. Resulta urgente replantear este trabajo, previa evaluación rigurosa de sus diferentes aplicaciones y resultados.

Una insuficiencia evidente en la administración y organización, es la indefinición de perfiles por competencias de los cargos y funciones, perfiles necesarios para conformar una organización proyectiva y moderna del Liceo. Esta descripción resulta esencial para la selección de personal, la evaluación de esos cargos y funciones y aplicación de futuras políticas de incentivo laboral que reconozcan el desempeño profesional de excelencia en el Establecimiento, tanto a nivel de profesores como de funcionarios. Un trabajo riguroso, que debiera realizarse con asesoría externa, serviría de base, por ejemplo, para concursos internos de antecedentes para desempeñar cargos y funciones, lo que contribuiría a profesionalizar el trabajo en el Establecimiento, limitando la transacción de cargos y las negociaciones de grupos de influencia, y favoreciendo el aprovechamiento del talento docente y funcionario para conformar una gestión integrada por los más capaces.

Así como se deben considerar muy acuciosamente las deficiencias que muestra el Liceo en distintos ámbitos de su quehacer, también se deben revisar algunas soluciones que a través del tiempo se han repetido y que lamentablemente no han generado los buenos resultados que era dable esperar. Algunos ejemplos al canto: aumentar los profesionales de apoyo a la docencia, sacando profesores de la sala de clases para que cumplan dichas funciones o contratando personal, sin que se haya hecho la evaluación correspondiente de tales acciones; creer que nuevas estructuras implican cambios educativos de fondo; diseñar nuevos reglamentos y producción de textos sobre educación como base de la supuesta solución de los problemas. Esa reiteración tiene, a nuestro parecer, los ejes educativos desgastados.

Un área ineludible en este diagnóstico es la de políticas laborales. Dos hitos marcan esta dimensión en el Liceo: el acceso a la planta de un número importante de docentes y funcionarios el año 1995 y la reestructuración del año 2005. Sin embargo, y aunque significaron avances en la seguridad laboral para algunos y la creación de una nueva organización interna, aún se mantienen variadas cuestiones sin resolución efectiva y que son trascendentales para alcanzar una mínima situación de equidad en el Liceo. Nos referimos a la no realización de concursos públicos para el ingreso a planta de docentes y funcionarios bien evaluados que llevan varios años trabajando en calidad de contrata; a la existencia de personal docente y no docente contratado en calidad de convenio a honorarios, a pesar de que sus funciones son permanentes; a la falta de un reglamento que promueva la carrera docente, estancada desde el año 1995; a la regularización de ascensos de docentes y funcionarios que todavía sigue pendiente. En esencia, a la falta de aplicación de una política laboral integral, encontrándose ya diseñada desde hace dos años. Sabemos que si bien la motivación de profesores y funcionarios se funda en variados aspectos, tales como el reconocimiento y valoración de su trabajo, una arista insustituible es el aspecto laboral. Cabe redactar un Nuevo Trato Laboral entre las autoridades y los profesores y funcionarios del Liceo, que, con los debidos resguardos económicos, posibilite efectivamente una carrera docente y funcionaria que incentive el desempeño profesional de calidad.

Un instrumento fundamental que derivó del PEI en su momento, fue un plan operativo anual, cuya evaluación inicial desarrolló un grupo de profesores durante el presente año, pero que no ha tenido solución de continuidad. Hemos de subrayar que varias de esas tareas son más bien formales y que no necesariamente afrontan los temas educativos esenciales como hemos indicado en apartados anteriores. Esta situación nos conduce a otra fundamental: la planificación, como principio general en el Liceo, se ha visto gravemente debilitada, creando desorden, traslapes de acciones y exceso de actividades en determinadas épocas; pero cuya consecuencia más significativa es la tendencia a improvisar en el aspecto pedagógico, administrativo y financiero.

Entre las tareas pendientes y que urge solucionar se encuentra la aprobación del Reglamento Docente, que entrega contexto al sistema de evaluación docente y que permite el ascenso de los profesores bien evaluados. Esta aprobación se debe complementar con el diseño de una organización basada en competencias, en la que los cargos de autoridad estén definidos y sean evaluados anualmente, como ocurre con el resto de los profesores y funcionarios. Esta es la forma insoslayable de mejorar el trabajo educativo del Liceo Manuel de Salas.

2.3. Situación financiera: lo que todos sabíamos

El Liceo Manuel de Salas se enfrenta, nuevamente, a una crisis financiera que en el pasado procuró ser subsanada, en gran medida, a través de la reestructuración del año 2005. Sin embargo, y tal como lo señaláramos en la comisión de diagnóstico financiero de esos años, el problema se centra en varios aspectos elementales, a saber:

• Baja sistemática del número de matrículas, debido a un descenso del prestigio académico del Liceo, a nuevas realidades demográficas, a una debilidad de la imagen corporativa del Liceo, entre aspectos.

• Exceso de gastos debido a sobre dotación de personal y a gastos de operación que no consideran la delicada situación financiera general del Liceo.

• Aumento sistemático de la morosidad y del pago inoportuno de las colegiaturas por parte de un grupo significativo de apoderados del Liceo.

• Escasez de estrategias y de herramientas legales que impliquen el pago bancario de las colegiaturas y la aplicación de normativas claras y definitivas para los deudores históricos, tal como en su momento señaló el Consejo Asesor.

• Carencia de otras fuentes de financiamiento alternativo para el Establecimiento, sea mediante proyectos de mejoramiento de infraestructura, de proyectos de innovación, de extensión u otros.

• Sobre dotación de autoridades y personal de apoyo a la docencia, en desmedro del mejoramiento de las condiciones laborales del profesor de aula.

La situación descrita se ve agravada a causa de la falta de presencia de una política de comunicaciones que cree imagen corporativa del Liceo y que favorezca el ingreso de nuevos estudiantes al Establecimiento.

A lo anterior, se agrega el hecho de que partir de diciembre de este año los sueldos se incrementarán en un 10 por ciento, que no existe el aumento esperado de matrículas para el año 2009 y que se debe comenzar a pagar el préstamo por la construcción del edificio a la Universidad de Chile.

Esta situación revela otra marcada debilidad, salvo la generación de los correspondientes presupuestos anuales: no se ha diseñado un plan económico de mediano plazo que asegure la continuidad institucional del Liceo Manuel de Salas.

2.4. Fortalezas institucionales: los cimientos de buena piedra

Las dificultades que hemos señalado hasta ahora son variadas, no obstante, nos asiste una certeza absoluta de que superaremos estos difíciles momentos. Cabe preguntarse cuáles son los pilares intactos desde los que el Liceo se erigirá como una posibilidad educativa cierta, proyectiva, ética y estimulante para sus estudiantes, apoderados, profesores y funcionarios. A continuación nos permitimos señalar las que despuntan en el horizonte de sueños que tenemos para nuestro Liceo.

Sigue siendo una posibilidad inexplorada la pertenencia a la Universidad de Chile. El prestigio como imagen corporativa es un recurso que ha sido poco utilizado. También lo es toda la ayuda en conocimiento y perfeccionamiento que nuestra Casa de Estudios nos puede brindar. Creo, profundamente, que la Universidad de Chile es nuestro destino educativo histórico.

Nuestros estudiantes son talentosos, plenos de proyecciones, ansiosos de oportunidades para desplegar sus inquietudes y saberes. La mayoría de ellos está comprometida con su educación y sigue queriendo al Liceo, sintiéndose identificada con este espacio de educación y convivencia.

Un grupo mayoritario de profesores y funcionarios sigue creyendo en este Liceo, sigue haciendo bien su trabajo, sigue sintiéndose orgulloso de ser parte del Establecimiento, sea porque se formaron aquí, porque sus hijos se formaron en este alero educativo, sea porque su vocación sigue resistiendo los embates que la vida de la pedagogía nos trae aparejados.

Aún el Liceo enciende las esperanzas de un grupo enorme de apoderados que está comprometido con la educación de sus hijos e hijas, que por ser ex alumnos o porque aún creen en el proyecto progresista del Liceo, continúan con su porfiada esperanza, entregando la educación de sus hijos e hijas a nuestros esfuerzos.

Pero no sólo existe la comunidad educativa actual del Liceo, sumida a veces en desconfianzas y pequeñas tragedias cotidianas. Desde el pasado hasta hoy cruza una comunidad permanente, que trae el testimonio educativo del Liceo Experimental Manuel de Salas. Su pléyade de ex alumnos, ex apoderados y ex profesores deben constituirse en una veta de amor y colaboración a la que debemos hacer un llamado: conocimiento, ideas, ayuda concreta pueden germinar de esos sueños persistentes.

La mayoría de la comunidad educativa está plenamente consciente de las falencias y dificultades que afectan al Establecimiento. Desde esa conciencia se debe diseñar, aplicar y evaluar el proyecto que reinstale al Liceo como una institución educativa de calidad, una comunidad de aprendizaje y de vida.

El Liceo debe transformar su pasado glorioso no en una carga, sino en una inspiración que lo impulse a las metas que la educación actual le exige. Esa impronta educativa lo eleva y lo orienta hacia los nobles fines para los que fue creado y por los cuales retornó a la Universidad de Chile.

El fortalecimiento de su base curricular puede permitir la ampliación de su oferta educativa. Su plan común, electivo, diferenciado y extracurricular, debida cuenta de sus implicancias financieras, puede contribuir a marcar una diferencia con liceos de la competencia. He allí una veta que abre insospechadas posibilidades.

Su imagen externa se puede ver fortalecida gracias a una política comunicacional y de extensión clara, que aproveche la relación con la Universidad de Chile, su nueva infraestructura, su oferta curricular y el imaginario que aún pervive de esta Institución.

Pero, digámoslo sin ambages, su gente sigue siendo su acervo de posibilidades más evidente, proyectiva y esperanzadora. Por ella este Liceo pervive y sueña mejores días.

III. Fundamentos para un programa de gestión del Liceo Experimental Manuel de Salas 2009-2012: algunos trazos para la obra de todos

Proponemos, a continuación, los objetivos o ejes que se deducen del diagnóstico anterior. Como señalábamos en la introducción, estos ejes se presentan agrupados en las tres dimensiones ya trabajadas: académica, académica–administrativa y financiera.

Cabe reiterar que esta división es metodológica, por tanto, tiene como finalidad clarificar la exposición de ideas y acciones, ya que evidentemente estos ejes se articulan en una relación integral que se dirige al sentido que nos mueve: convertir al Liceo en una comunidad de aprendizajes. Esta relación procura ser sintetizada en las conclusiones de este proyecto.

3.1. En el plano Académico: el mapa de la brújula perdida

• Favorecer la recuperación de la identidad educativa del Liceo Experimental Manuel de Salas en pos del cumplimiento cabal de su misión educativa histórica, caracterizada por la sólida formación intelectual y valórica de sus estudiantes.

• Contribuir al mejoramiento de la educación impartida en el Liceo Manuel de Salas, mediante el aporte de propuestas educativas relevantes de la educación chilena actual, por ejemplo, la introducción de las TICS, la educación inclusiva, políticas de educación sexual y medioambiental, educación para la ciudadanía, mediación y convivencia escolar, entre otras.

• Fortalecer los aprendizajes en las áreas de lenguaje, matemática, ciencias y ciencias sociales, mediante la aplicación integral de proyectos curriculares, cuya base es el desarrollo de destrezas, habilidades y capacidades.

• Diseñar el proyecto de aula y el proyecto psicopedagógico derivados del PEI, de manera tal que contribuyan a concretizar la visión, misión, valores y principios del PEI.

• Promover el cambio educativo en el Liceo, con el fin de avanzar sustantivamente en la generación de una educación y una comunidad innovadora, en el seno de una organización inteligente, esto es, con capacidad de aprender a aprender.

• Favorecer la reconstitución y recuperación de la comunidad educativa del Liceo Manuel de Salas, conceptuada como base del mejoramiento e innovación de la educación impartida en el Establecimiento.

Para la concreción de estos ejes u objetivos postulamos la concreción de las siguientes tareas:

Nos parece necesario, como primer paso, evaluar los logros y deficiencias de nuestra oferta curricular para iniciar su fortalecimiento, especialmente en lo referido a necesidades de adecuación de los programas de estudio del plan común, y de mejoramiento y ampliación de la variedad de electivos, de diferenciados y de las actividades extracurriculares. Sin duda, esta es una de las bases sobre las cuales no solo se puede favorecer la educación impartida a nuestros estudiantes, sino sobre la cual, también, empezar a marcar paulatinamente nuestra diferencia con otros colegios de la competencia. En definitiva, un plus educativo que permitirá sentar los cimientos para recuperar el carácter de comunidad educativa innovadora, parte fundamental de la impronta histórica del Liceo Manuel de Salas.

Los proyectos indicados deben ser diseñados con amplia participación y, en lo ideal, luego de aplicar variadas innovaciones educativas, de modo que éstas se conviertan en el acervo práctico del conocimiento explícito y teórico para el PEI. En síntesis, seguir el camino que va desde la práctica a la teoría.

Parece pertinente analizar la posibilidad de incluir nuevos saberes en nuestro currículo, por ejemplo, el respeto por el error como base del avance del conocimiento o la reflexión sobre rol, característico del proceso de conocer, como propone Edgar Morin en su trabajo para la UNESCO.

Estamos convencidos de que en el Liceo existe un abundante saber pedagógico acumulado, tanto por las experiencias de innovación pedagógica que se concretaron durante su etapa de experimentación, como gracias al trabajo más eventual, pero igualmente valioso, de equipos de profesores que en los últimos 20 años han realizado acciones de mejoramiento e innovación educativa. Del mismo modo, cada profesor y cada asignatura son fuentes insustituibles de saber educativo práctico. Pero ese saber está implícito, no ha sido comunicado ni difundido convenientemente, no ha entrado en el circuito institucional de conversaciones. Ese saber debe explicitarse mediante artículos, historias de vida, entrevistas, trabajos en equipo, aplicaciones de proyectos de mejoramiento de cada asignatura en el aula, proyectos de innovación y aplicación individual, conformación de equipos de trabajo, entre otros, de tal forma que el Liceo se ponga en movimiento.

Nuestro fin, entonces, no consiste sólo en que los estudiantes logren habilidades y capacidades, sino en que también, cada nuevo año, los docentes aprendan. Esta es la condición que debemos satisfacer para transformar nuestro Establecimiento en una organización inteligente, una organización de aprendizajes, ya que, si el profesor no aprende, los aprendizajes de los estudiantes también pierden densidad y profundidad.

El perfeccionamiento docente, por su parte, debe ser concebido como trabajo en la acción, como intercambio de experiencias, como perfeccionamiento externo, pero con seguimiento de su aplicación.

No obstante, el conocimiento no sólo se encuentra en nuestra propia práctica, también habita en el medio. Una de las acciones fundamentales que es necesario fortalecer es la conexión del Liceo con el entorno. En este sentido los estudiantes, gracias a los movimientos en los que han participado, nos llevan ventaja. Debemos encontrar formas de vinculación con los saberes del medio educativo nacional. En esta dirección, la UTP, los jefes de Asignatura, los Jefes de Ciclo, Autoridades Superiores, los encargados de comunicación, entre otros, deben informar los estudios, experiencias e innovaciones que se estén llevando a cabo en distintos ámbitos; invitar a expertos y profesores de aula a presentar sus experiencias pedagógicas innovadoras; establecer contactos e intercambios pedagógicos con otros colegios mediante convenios de intercambio. En este ámbito, los encargados de extensión y comunicación tienen una labor esencial, ya que deben coadyuvar a la circulación de información pedagógica de relevancia para la Institución. En un plazo de tres años, el Liceo debería ser un centro de reflexión sobre la educación nacional y, en este sentido, servir sus dependencias para que estudiantes y profesores de la comuna y la región se reúnan en función del análisis de los problemas y soluciones de la educación en general. La organización de encuentros de estudiantes o profesores no debe obviarse como una posibilidad que corone los esfuerzos educativos del Establecimiento.

Si bien lo anterior requiere un trabajo de innovación de al menos dos años, esto no debe inhibir la participación de profesores del Liceo en encuentros pedagógicos o en la presentación de ponencias, trabajos y experiencias educativas de aula que sean un aporte para otros profesores del Liceo o de otros colegios. Para estos fines, la Universidad de Chile puede ser un socio estratégico fundamental.

De igual manera, la conexión con el medio implica el conocimiento de otras realidades por parte de nuestros estudiantes y profesores y el contacto con la realidad del trabajo y de la solidaridad.

Un elemento insustituible para el mejoramiento y el cambio educativo es la promoción del trabajo en equipo. Este trabajo se debe ver favorecido por reuniones periódicas de orden académico como las de asignatura, de profesores jefe, de jefes de asignatura y consejos generales. Se deben promover innovaciones educativas que impliquen trabajo interdisciplinario y multidisciplinario, clases compartidas, observación de clases, entre otras iniciativas.

Proponemos algunas alternativas que promueven el trabajo de equipo:

• Aplicación de la reflexión y la investigación en la acción educativa.

• Promoción de la mentalidad de asumir riesgos.

• Promoción del aprecio por la persona del docente en el trabajo cotidiano.

• Apoyo al compromiso en trabajos determinados entre y con los colegas.

• Extensión del trabajo docente más allá del aula.

• Equilibrio entre el trabajo y la vida.

• Desarrollo del profesionalismo interactivo.

• Compromiso de las autoridades con el aprendizaje permanente y con el mejoramiento sostenido del Liceo.

• Fortalecimiento del contacto con el desarrollo personal de todos los integrantes de la comunidad.

El Director, por su parte, es un factor básico en la promoción del trabajo en equipo. Por lo tanto, debiera responder a los siguientes principios:

• Comprender profundamente la cultura del Liceo.

• Valorar a los docentes como personas y profesionales.

• Destacar en cada persona lo valioso que puede aportar.

• Comunicar permanentemente lo que se valora.

• Promover y profundizar la colaboración en todos los ámbitos del quehacer educativo.

• Compartir el ‘poder’, favoreciendo el liderazgo del cuerpo directivo, colaboradores, profesores y estudiantes.

• Proponer alternativas, inhabilitando la simple imposición.

• Hacer de la burocracia un proceso facilitador del trabajo en equipo, y no que lo impida.

Pero hay un aspecto obligado que dice relación con la transformación del aula tradicional en aula abierta, no sólo mediante la evaluación docente que implica la observación de clases, sino que, fundamentalmente, mediante las clases compartidas, la coevaluación formativa, la invitación periódica a otras personas para que impartan clases sobre temas específicos (por ejemplo, a estudiantes de grados superiores para trabajar con compañeros menores; clases de apoderados expertos en temas determinados; invitaciones a expertos externos o profesores de otras asignaturas, especialmente entre asignaturas de una misma área, entre otros). Este trabajo lo han realizado algunas asignaturas, lo que implica que es una tradición naciente que debe ser afianzada y favorecida por las autoridades.

Es necesario recalcar que, para llevar a cabo esta transformación, se debe pasar desde el trabajo por afinidades personales o grupales a la conformación de equipos en los que se reconozcan diversas capacidades y talentos, esto, en pos de la resolución de problemas educativos para aportar a la conformación de una comunidad de aprendizajes.

Asimismo, se debe analizar la posibilidad de diseñar electivos interdisciplinarios, proyectos pedagógicos multidisciplinarios en los distintos niveles del sistema, metodologías a base de problemas, entre otros programas.

Diversas y múltiples modalidades que, sin embargo, deben ser aplicadas responsablemente, de una forma progresiva y moderada que nos evite el riesgo de caer en un activismo sin sentidos educativos claros.

Indicábamos también en nuestro diagnóstico que nos sentimos en presencia de fracturas importantes entre los distintos actores de la comunidad y sus estamentos. La desconfianza se ha entronizado en nuestros corazones: los profesores pensamos que los apoderados se arrogan facultades que les corresponden a los profesores; un grupo de apoderados manifiesta desconfianza hacia el trabajo docente; al mismo tiempo, no nos parece adecuado considerar a los apoderados sólo como clientes, sino como parte de una comunidad educativa; el contacto profesor–alumno ha perdido la densidad que conocimos en un pasado cercano.

Se deben estimular todas aquellas acciones que vayan en el sentido de recomponer la comunidad educativa del Liceo, por ejemplo, mediante el diseño y acuerdo de un NUEVO TRATO entre los distintos estamentos de la comunidad que establezca derechos y deberes, y que ponga al respeto y la responsabilidad en el centro de las preocupaciones de la educación en el Liceo. Contribuye, también, a recomponer esa relación, el hecho de que existan comunicaciones expeditas y eficaces, que se fortalezca el liderazgo del profesor con sus estudiantes y apoderados, el buen trato, atenerse a los conductos regulares y todos aquellos procedimientos que procuren mediar en los eventuales conflictos que surjan entre los integrantes de la comunidad.

Una señal inequívoca de estas intenciones dice relación con revalorar las labores de los funcionarios no docentes del Liceo, lo que implica reincorporarlos de manera incuestionable a los rituales comunitarios. Los funcionarios deben ser respetados por todos los integrantes de la comunidad y pueden colaborar con la formación de conductas de cuidado de los estudiantes del Liceo.

Con relación a los estudiantes, se debe profundizar aún más la ética fundamental según la cual son ellos el centro de todas las acciones que emprende el Liceo. Un aspecto central de esta ética es el afianzamiento de su formación intelectual, lo que desde ya establece diferencias con el consabido concepto de ‘excelencia académica’, cuyo centro único de interés son los resultados del SIMCE y la PSU. Este centro pone el énfasis en el desarrollo de habilidades y capacidades intelectuales que favorecen el estudio, análisis y reflexión sobre las distintas disciplinas del saber, así como el desarrollo de una mentalidad crítica y propositiva respecto de la realidad.

El colegio en conjunto debe diseñar, aplicar y evaluar un programa permanente de formación valórica de los estudiantes, que defina un conjunto de actitudes a ser desarrollado entre el ingreso al Establecimiento y el egreso del mismo. Estos valores no sólo deben ser parte de nuestros discursos, ritos o evaluaciones en diversos documentos al final de cada semestre, sino que deben manifestarse en los reglamentos, en las acciones de convivencia escolar, en los programas de estudio y en las acciones educativas cotidianas que se concreten en el Liceo. Entre estas actitudes, consideramos que el fortalecimiento de la conciencia social resulta insustituible.

Creemos que el Liceo debe apoyar la conformación y afianzamiento de la organización estudiantil, conceptuándola como instancia de formación ciudadana trascendente. Manteniendo su autonomía, la dirección y las diferentes instancias del colegio deben colaborar con el fortalecimiento del Gobierno Estudiantil y su nueva orgánica.

Asimismo, la promoción de la iniciativa y el liderazgo se puede ver perfectamente favorecida mediante el concurso de proyectos culturales y de difusión de bajo monto que el Liceo pueda financiar, durante periodos breves y determinados.

Hoy día resulta bastante probable que el Manual de Procedimientos de Convivencia Escolar tenga un tiempo de aplicación suficiente para iniciar una evaluación rigurosa durante el año 2009, para lo cual la opinión de los estudiantes adquiere singular importancia.

Por su parte, la aplicación del sistema de evaluación docente debe contar con la opinión de los estudiantes como fuente de información relevante. Esperamos que, tal como ha sucedido en las aplicaciones formativas, la responsabilidad y objetividad en la expresión de los juicios de los estudiantes sobre el desempeño de sus profesores, siga manteniéndose en el tiempo.

Todas las acciones educativas propuestas con anterioridad tienen como norte definitivo mejorar la educación impartida, cuyo centro de preocupación son los estudiantes. Por lo tanto, los alumnos y alumnas no deben perder de vista esta finalidad para que, con juicios fundados, den cuenta de los logros y falencias de la educación impartida por sus profesores.

Nos parece necesario analizar la posibilidad de que el sistema de tutorías de estudiantes de cursos mayores a estudiantes de cursos menores, aplicadas como plan piloto en el ciclo 3, se amplíe aún más y que pueda ser considerado como una actividad análoga a un electivo o diferenciado para los estudiantes aventajados que las realicen. Pero también nos parece fundamental que el Liceo establezca un conjunto de acciones educativas institucionales que refuercen y nivelen los conocimientos, habilidades y capacidades de los estudiantes ingresados al Liceo, de acuerdo a su nuevo sistema de admisión. Este programa debe extenderse a los estudiantes que manifiesten problemas de rendimiento en las diferentes asignaturas del plan de estudios.

Una debilidad no menor es la aplicación real de la evaluación diferenciada a los estudiantes que así lo requieren. Esta realidad se debe, probablemente, a cierto desconocimiento de estrategias conducentes a aplicar la evaluación diferenciada por parte de nosotros los profesores. Es preciso aplicar un plan integral que remedie esta situación, para lo cual debemos contar con los profesionales habilitados para desarrollar estas iniciativas.

En la misma línea argumentativa, y reconociendo la importancia de los premios de asignatura y los premios otorgados en la ceremonia de graduación, es necesario conceder a la realidad que los indicadores que determinan estos premios deben se revisados. Por ejemplo: creemos conveniente que las asignaturas puedan premiar hasta dos estudiantes de cuarto año medio en la ceremonia correspondiente; también pensamos que la realidad nos indica que cada vez más estudiantes se integrarán en niveles intermedios del sistema, por lo que pierde relevancia la escolaridad completa en el Liceo; por último, actualmente sólo el área humanista entrega un premio, cabe diseñar la entrega de premios de las otras áreas. Algunos podrán plantear dudas sobre la relevancia de estas propuestas respecto de un proyecto de gestión del Liceo, sin embargo, nos parecen señales institucionales de importancia para ratificar el espíritu que anima a nuestra educación.

El fortalecimiento curricular debe tener su base en los proyectos de habilidades que diferentes asignaturas presentaron al Consejo Asesor durante el año 2007. En este sentido, las asignaturas de lenguaje, matemática, ciencias sociales y el área de ciencias, así como inglés y educación física, deben recibir las facilidades para seguir aplicando sus proyectos.

Muchos de nuestros estudiantes han visto debilitada su identificación con el Liceo, ya sea por la declinación académica, porque no se les escucha realmente o porque la amargura y el pesimismo de los adultos pudo haber producido fisuras en su cariño por el colegio. Una mayor participación, una mejor educación, contribuyen a lograr esa identificación, pero también apoyan la participación externa en deportes, en eventos musicales, artísticos, en danza, teatro, concursos, muestras y otros eventos educativos relevantes, que aportan a la identificación con el Liceo. También aportan a que la juventud, su optimismo y esperanza, comiencen a infundir un nuevo aliento al cariño por su colegio.

Durante al año en curso se conformará un equipo de trabajo, cuya finalidad será proponer a la dirección un proyecto de fortalecimiento de la TICS en el Liceo Manuel de Salas. Este diseño debe contemplar los fundamentos, objetivos, descripción, etapas, financiamiento y diseño de evaluación del proyecto. Este equipo debe estar integrado por profesores de computación, CERPEC, extensión, comunicaciones y docentes de todos los ciclos del sistema.

3.2. Plano Académico–Administrativo:
poner la inteligencia en movimiento

• Diseñar participativamente una nueva organización para el Manuel de Salas que coadyuve a la participación, el compromiso y el trabajo en equipo de los docentes, así como con la circulación y aplicación del conocimiento educativo relevante en el Establecimiento.

• Diseñar y aplicar un plan de extensión integral de la acción educativa del Liceo Manuel de Salas, que colabore a vincularlo al medio educativo comunal, regional y nacional.

• Aplicar una política laboral integral que contemple el ingreso a la planta de docentes y funcionarios bien evaluados, la generación de una carrera docente y funcionaria y a la creciente introducción de incentivos horizontales al desempeño profesional destacado.

Dotar de una organización proyectiva, moderna y que promueva la conformación de una comunidad de aprendizajes en el Liceo implica, al menos, las siguientes etapas:

• Evaluación de la estructura y funcionamiento de los ciclos actuales del Liceo, con la finalidad de aplicar los cambios que fueren pertinentes.

• Diseño de funciones y atribuciones de los organismos colegiados del Liceo -consejo de profesores, consejo ampliado de profesores y funcionarios, consejo académico (jefes de asignatura, representantes de los ciclos) consejos de evaluación semestral- en función de delegar y (re)distribuir algunas de las facultades de las autoridades del Liceo.

• Diseño de un manual de descripción de funciones de cargos, hecho sobre la base de competencias, que sea proyectivo y que contribuya a modernizar la organización interna del Liceo.

• Rediseño del cargo de subdirector como el encargado de los asuntos estudiantiles, es decir, cuya preocupación central sea la coordinación de los ciclos en los aspectos disciplinarios y administrativos y de todas aquellas unidades y personas relacionadas a servicios estudiantiles como CERPEC, biblioteca, asistente social, grupo scout, entre otros.

• Establecimiento de perfiles e indicadores que permitan que los cargos de jefatura de UTP y jefes de ciclo, sean llenados mediante concurso interno de antecedentes, de manera de profesionalizar la estructura directiva del Liceo, y así lograr el aprovechamiento del talento de sus profesores. En este sentido, el perfil académico de los jefes de ciclos es esencial.

• Reestructuración de la UTP, para que los encargados de cada ciclo sean, además, personas que desempeñen otras funciones como encargado de planificación, encargado de evaluación y encargado de innovación educativa. En estas funciones, dependiendo de la viabilidad financiera, pueden colaborar otros docentes con horas asignadas al efecto.

• Determinación de perfiles de los Jefes de Asignatura para que los profesores puedan elegir con mayor certeza a sus jefes directos. En la organización, los Jefes de Asignatura deben contar con mayores atribuciones y ser colaboradores y asesores directos de la dirección del Liceo y, en general, del cuerpo directivo. Durarán dos años en sus cargos, pudiendo ser reelectos.

Cualquiera sea la nueva organización del Liceo que participativamente diseñemos durante el año 2009, debe contemplar, como primer criterio básico, la disminución de autoridades y de personal externo a la sala de clases.

El segundo criterio básico debe responder a la necesidad de que los directivos no se distancien de la realidad educativa del Liceo, razón por la cual se debe asegurar que todos ellos impartan clases. Lo anterior incluye la posible asignación de reemplazos. Por la misma razón, deben ser evaluados -en este caso como profesores- con el sistema de evaluación docente con todas las consecuencias que tal sistema implica.

Mejorar la gestión del Liceo debe contemplar, como elemento básico, que todas las funciones directivas sean evaluadas por los docentes. Aquí, nuestro tercer criterio esencial.

Cuarto criterio: la disminución drástica del trabajo administrativo para los profesores de aula del Liceo. En este sentido es fundamental el trabajo de coordinación entre los ciclos.

Quinto criterio básico: el director es quien decide la contratación de personal docente y funcionario y quien toma las decisiones respecto de la continuidad del personal a contrata. Para tomar estas decisiones la máxima autoridad debe solicitar la información necesaria a las unidades y personas correspondientes, lo que no deslinda la responsabilidad de la determinación final.

Sexto criterio: la asignación de proyectos de innovación, de comunicaciones y otros será realizado mediante parámetros preestablecidos participativamente. Dichos parámetros deben ser objetivables y serán asignados con sustento técnico por el cuerpo directivo en su conjunto.

Séptimo criterio: el cumplimiento cabal de las funciones y cargos encomendados no debe inhibir de ninguna manera el buen trato entre los integrantes y estamentos de la comunidad. Las autoridades deben ser un ejemplo de tales conductas.

Un criterio deducible del anterior es que los reconocimientos y felicitaciones son públicos y privados. Los llamados de atención, individuales y privados.

Noveno criterio: equilibrio entre las normativas del estatuto administrativo y las necesidades de una institución de educación parvularia, básica y media. Este criterio implica el fortalecimiento de la planificación semestral y anual de actividades que realiza el Liceo.

Décimo criterio: cumplir las responsabilidades, asignadas y comprometidas, así como asumir los propios logros y deficiencias desde el director hasta los profesores y funcionarios de la comunidad.

Nos parece que el fortalecimiento definitivo de la planificación y coordinación entre las distintas unidades del Liceo, especialmente los ciclos, resulta fundamental de instaurar. Para que esta planificación sea operativa, debiera, entonces, estar radicada básicamente en la Subdirección y en la UTP.

Debido a la importancia e injerencia del área de comunicaciones del Liceo, este debiera concursarse a través de proyectos bianuales, orientados por parámetros entregados por la dirección, y evaluados por el equipo directivo superior del Liceo.

Lamentablemente, la elección de director no sólo excluyó injustamente a las educadoras de párvulos, sino que invalidó en gran medida la aplicación de algunas de las propuestas anteriores respecto de la profesionalización de los cargos directivos. Probablemente, lo anterior nos obligue a nombrar dichos cargos sin contar con todos los procedimientos habilitados. Por lo tanto, respecto del cuerpo directivo que acompañará la eventual gestión del director, podemos señalar lo siguiente:

• Debido al tiempo en que probablemente el director asumirá el cargo, o sea, enero o marzo de 2009, los cambios propuestos deberán ser diseñados e implementados durante el próximo año para ser aplicados en 2010.

• No obstante lo anterior, nos permitimos hacer una declaración de principios: no ofreceremos cargos antes de ganar la elección. Segundo; es más importante pensar primero en los perfiles generales de los cargos, antes que en personas determinadas.

Para ocupar los cargos directivos del Liceo estos son, a nuestro parecer, los prerrequisitos esenciales:

• Ser un excelente profesor de aula, reconocido por sus colegas de asignatura y por el resto de los docentes.

• Ser profesor en planta o a contrata con al menos 7 años de permanencia en el Liceo.

• Tener una manifiesta capacidad de organización, planificación, coordinación y de trabajo en equipo.

• Liderazgo académico, en que la práctica y la teoría se conjuguen armónicamente.

• Compromiso rotundo con el Liceo Manuel de Salas, lo que implica, por ejemplo, dedicar más horas de su contrato a las labores encomendadas, lo que a su vez precisa gran capacidad de trabajo de campo, así como de estudio y producción de documentos de estudio.

• Persona equilibrada, flexible, de buen trato, deferente, pero asertiva, que asuma con liderazgo y decisión sus facultades, pero que considere la participación como base de la eficiencia en el trabajo que debe conducir.

Es de suponer, con bastante seguridad, que varios de los actuales jefes de asignatura y, eventualmente, alguno de los candidatos a la dirección del Liceo, así como algún líder de asignatura, cumplen con estos requisitos, por lo que el cargo de subdirección surgirá de esas personas.

En el caso de la UTP, como se indicó en líneas anteriores, se debe procurar una reformulación de sus fines, estructura y funcionamiento. Lo anterior implica analizar rigurosamente el desempeño de esa función para generar los cambios que son, evidentemente, necesarios.

En el caso de los ciclos 1, 2, 3 y 4 de educación parvularia, educación básica y educación media, el desempeño de sus cargos debe ser evaluado con relación al nivel de logro de los objetivos que, de acuerdo a sus proyectos académicos respectivos, originalmente se plantearon.

Estos cargos son fundamentales, por lo que su generación debiera tener un doble origen: la propuesta de las profesoras y profesores de cada ciclo y la decisión del director electo. Una forma inicial que pudiera implementarse es la propuesta de una terna al director por parte de cada ciclo. Luego la dirección, con toda la información que le fuera posible recabar de los docentes propuestos, decidirá, finalmente, quién ocupará dicho cargo.

Conformado el equipo directivo, será evaluada la continuidad del equipo de CERPEC y la evaluación de los proyectos de comunicaciones del Liceo para determinar el que se concretará durante los años 2009 y 2010.

Una pregunta que preocupa a varios profesores es la siguiente: ¿Se debe eliminar el ciclo 3?

Una razón para su eliminación es la crisis económica y la adecuación a las futuras normativas educacionales del país. Pero aquí se ha propuesto, como principio de una eventual dirección, la rigurosa evaluación de las acciones aplicadas para su corrección o supresión. Pensamos que la evaluación de la actual organización por ciclos es tarea ardua y exhaustiva, para la cual aún no existe respuesta clara y definida. Evaluar primero, luego tomar decisiones; escuchar a todos primero, luego tomar determinaciones.

Es urgente evaluar y proyectar la situación económica para el año 2009. Es necesario que la actual jefatura administrativa del Liceo señale con claridad la profundidad previsible de la crisis.

Sin embargo, confiamos que un plan económico de corto y mediano plazo, nos permitirá evaluar con tiempo la aplicación de estas y otras medidas. No perder la calma es fundamental para ejercer la dirección del Liceo.

En otro ámbito, resulta de capital trascendencia que se concreten algunas labores pendientes, a saber:

Aplicación de los preceptos, tareas y etapas de la comisión laboral, del modo que sigue:

• Regularización de la situación de 21 profesores con ascenso pendiente y de cambio de grados y ascensos de funcionarios del Liceo. (2009)

• Determinación de personal de cada asignatura, diseño de perfiles del cargo y llamado a concurso para ingreso al grado 12 de la planta, considerando el desempeño profesional de docentes a contrata con más de cinco años en el Liceo. Del mismo modo, se debe considerar a los profesores a honorarios.

• Determinación de requisitos con el fin de implementar el llamado a concurso para ingresar a la planta de funcionarios a contrata.

• Diseño de mecanismos de incentivo horizontales al buen desempeño funcionario y docente para que, superada la crisis financiera, comience a ser aplicada el año 2011.

• Tramitación y aplicación del Reglamento Docente diseñado en el año 2007.

• Aplicación del Sistema de Evaluación Docente como mecanismo que favorezca el mejoramiento permanente de la educación impartida en el Liceo.

• Distribución de los cursos de acuerdo a la disponibilidad de salas, lo que se verá favorecido gracias a la construcción del nuevo edificio. Redistribución de espacios del resto de los edificios del Liceo, tanto de asignaturas, unidades y estudiantes, así como de talleres y laboratorios para los estudiantes de los distintos ciclos del Liceo.

• Fortalecimiento de la relación con la Universidad de Chile, en función de las necesidades que el Liceo determine durante el primer semestre de 2009.

El juicio fundado que tenemos del trabajo profesional del ciclo 1 de educación parvularia es muy bueno. De igual forma piensan sus apoderados. Cabe difundir ampliamente los fundamentos y acciones de ese proyecto, de tal forma que sirva como acervo de conocimiento para nuestra labor educativa.

Una labor fundamental que aún nos parece pendiente dice relación con la implementación de un proyecto académico integral que optimice los aprendizajes en el ciclo 2 de educación básica. Si bien hay avances en este sentido como la aplicación del ECBI, el trabajo de convivencia escolar y el trabajo en equipo que se ha conducido, cabe diseñar este programa con objetivos de mediano plazo, labor que debe liderar la jefa de ciclo respectiva. La claridad sobre este proyecto evidenciará a la persona que ocupará dicha función.

Aún continúa en proceso de difícil logro una real coordinación y unificación de criterios entre el ciclo 3 y 4. Equipos congruentes en ambos ciclos pudiera coadyuvar a que un mejor trabajo educativo y demostrarnos que la organización no es tan deficiente como se pregona. En caso contrario, se considerará la opción de volver a la estructura de ciclos tradicional del Liceo.

3.3. Lo Financiero: poner la creatividad en movimiento

• Diseñar un plan económico 2009-2010 que contribuya a superar en el corto y mediano plazo la crisis financiera del Establecimiento.

• Reestablecer el equilibrio financiero del Liceo Manuel de Salas, que favorezca el mejoramiento permanente de la educación impartida en el Liceo.


Se debe diseñar un plan integral de aumento de matrículas, mediante el fortalecimiento curricular del Liceo, así como de la instalación de una imagen corporativa atrayente del Establecimiento, donde el área de CERPEC, Extensión y Comunicaciones, de manera coordinada, conjunta y leal, asuman una función estratégica.

Analizar la posibilidad de disminuir el número de directivos, de profesionales de apoyo a la docencia y del número de ciclos.

Atenerse irrestrictamente al número de profesores por asignatura, de acuerdo al número de horas de clase del plan de estudios.

No consideramos viable la disminución de los electivos y diferenciados, porque estas actividades marcan la diferencia en la oferta educativa del Liceo con otros Establecimientos similares y son parte de la impronta educativa del Establecimiento.

Respecto a las actividades extracurriculares, deporte, música, danza, teatro, deben ser consideradas en el cálculo del monto de las colegiaturas de todos estudiantes, de tal forma que su financiamiento esté asegurado. Otras acciones educativas menos convencionales, deberán ser financiadas por los apoderados interesados, previa aprobación por parte de la UTP del Liceo.

Se debe aplicar un sistema de cobranza bancario al pago de las colegiaturas, subiendo los intereses por mora. La deuda histórica de un grupo de apoderados debe cobrarse vía judicial. No se debe matricular a los hijos de apoderados que tengan deudas de dos o más años que no hayan sido canceladas y repactadas convenientemente.

Se debe bajar el gasto operacional del Liceo, por ejemplo, en el ítem de materiales de oficina, mediante el uso creciente de los soportes informáticos.

Se debe diseñar un plan de obtención de recursos por medio del arriendo de la infraestructura: Aula Magna, El Tabo, Casino, Parque, salas de clase luego de la jornada, entre otros.

Se deben presentar proyectos de innovación educativa y de infraestructura a fondos concursables del Mineduc, por ejemplo.

Se debe acceder al auspicio de eventos internos, como el Encuentro de Teatro, danza, concursos, olimpiadas, muestras y otros, por parte de empresas, vía publicidad.

Del mismo modo, los auspicios de estos eventos internos los pueden realizar las organizaciones cooperadoras del Liceo.

Nos parece que debiera conformarse un equipo de trabajo de alto nivel, integrado por autoridades, profesores, ex alumnos, padres y en lo ideal, algún experto de la Universidad de Chile, para analizar vías de financiamiento alternativo para el Liceo Manuel de Salas.

Como se indicó en el proyecto de infraestructura, se presentarán proyectos de ornato para salas y lugares de almuerzo y permanencia de los estudiantes, que en lo ideal deben ser financiados por los padres y apoderados de cursos, niveles o ciclos respectivos.

Entre las ideas que se postularon en el primer plan operativo del PEI, se propuso analizar la posibilidad de la creación de una agencia que reúna fondos para el Liceo Manuel de Salas. Es necesario examinar esa idea para evaluar su factibilidad.

Como indicó el actual Jefe Administrativo, se debe considerar como criterio básico de evaluación de los proyectos, el factor financiamiento.

La crisis financiera implica un plan de ahorro en gastos de agua, luz, materiales de oficina, cuidado del mobiliario y del pintado de salas.

Dentro de las posibilidades financieras, se debe iniciar un proceso sistemático de restauración de las fachadas e dependencias exteriores e interiores del Liceo, deterioradas en los últimos años, lo que genera una imagen externa de descuido y falta de preocupación muy dañina para la proyección corporativa del Liceo.

Si se aplica un plan financiero consistente, podemos pensar que un equilibrio entre ingresos y egresos podría alcanzarse en el año 2011.

IV. Conclusión: en pos de una organización inteligente

Hemos indicado precedentemente que un buen diagnóstico nos permite adelantar varios de los principios y soluciones que forman parte de nuestro proyecto de gestión para el Liceo.

En ese diagnóstico indicamos que el Establecimiento manifiesta, en el ámbito académico, variados problemas, que, en general, han procurado ser subsanados mediante reformas y cambios estructurales, sin ir al fondo de los problemas que nos afectan; a saber, carencia de trabajo en equipo, desconexión con el medio, pérdida de relevancia del trabajo en aula, que nos autorizan a señalar que, en general, la Institución se encuentra en medio de un marasmo educativo, reflejado en la pérdida de densidad y profundidad en los aprendizajes y formación de nuestros estudiantes.

En el plano administrativo-académico, se ha expuesto que contamos con una organización burocrática, anticuada, jerárquica, que inhibe el trabajo conjunto, el compromiso y la participación de los profesores y estamentos de la comunidad.

La crisis financiera tiene su principal causa en una baja sistemática de matrículas; el pago irregular y mora de un grupo de apoderados en el pago de sus colegiaturas. Del mismo modo, se han detallado otras razones como la sobre dotación de personal docente, especialmente en funciones externas a la sala de clases, lo que inhibe la proyección institucional del Liceo, su mejoramiento educativo y el incentivo al buen desempeño docente y funcionario.

Para cada uno de estos ámbitos se proponen ejes de trabajo, que no son otra cosa que objetivos por alcanzar en el corto y mediano plazo.

En el eje académico se plantea favorecer el trabajo en equipo mediante la institucionalización de la reflexión en las reuniones de los diversos organismos colegiados que conforman la actual organización del Liceo. También se sugieren algunos principios y tareas que los docentes y el director pueden realizar para favorecer esta finalidad.

La conexión con el medio externo tiene varios ángulos de trabajo, que van desde la información de avances y experiencias innovadoras exitosas externas, para ser replicadas en el Establecimiento, hasta la concreción de encuentros e intercambios que nos permitan conocer otras realidades educativas y difundir nuestros logros y avances.

El trabajo en equipo busca liberar el conocimiento pedagógico que día a día se produce en el Liceo, para que ese acervo se integre a nuestro circuito de conversaciones y a nuestro quehacer educativo práctico. Las actividades que favorecen ese fin son múltiples y a las expuestas se deben agregar las que la comunidad, en el trabajo cotidiano, vaya afianzando.

El mejoramiento de nuestra oferta curricular es un aspecto básico que aportará al mejoramiento de nuestra educación, así como a instalar al Liceo como una institución educacional con identidad definida, que rescate su impronta histórica de educación progresista.

En el plano administrativo académico proponemos una evaluación y nuevo diseño para la organización del Liceo, que nos permita un mejor trabajo en equipo, una organización más horizontal, con cargos descritos en función de competencias.

Se debiera gestionar la pronta aprobación de una serie de tareas pendientes en el ámbito laboral, que incluyen el Reglamento Docente, la aplicación del Sistema de Evaluación Docente y el concurso público para llenar los cupos del grado 12 de la planta docente. La propuesta incluye a los funcionarios.

Se esbozan algunas ideas básicas respecto a un plan económico de corto y mediano plazo que permita recobrar el equilibrio presupuestario del Liceo en el periodo de dos años. Ese plan incluye la cobranza bancaria de las colegiaturas, un programa agresivo para el aumento de matrículas, la baja de gastos de planilla y operación, así como la búsqueda de alternativas de financiamiento para el Liceo.

Sobre el equipo directivo de una eventual gestión en la dirección del Liceo, se señalan algunos principios capitales como: no ofrecer puestos antes de ganar la elección y previa consulta a los ciclos respectivos, designar a los nuevos jefes de ciclo, si fuera menester.

Hemos indicado que los cargos de subdirector y y jefe de UTP surgirán de los jefes de asignatura actuales, de alguno de los candidatos a la dirección del Liceo o otras personas cuyo liderazgo al interior de los ciclos sea indiscutido.

Se ha recalcado que se aplicarán medidas drásticas de reducción de gastos si fuera necesario, previa información de las posibles dificultades para el próximo año. No obstante, se ha llamado a no perder la calma, a escuchar y a valorar las fortalezas con las que cuenta esta institución: los talentos, esfuerzo y compromiso de estudio y trabajo de su gente.

Se han propuesto algunos principios y acciones que conducirían la gestión en la dirección del Liceo Experimental Manuel de Salas. Este no es plan operativo, es una propuesta abierta al aporte de otros proyectos e ideas de todos los docentes, funcionarios, estudiantes y apoderados del Liceo.

Todos aspiramos a que el Liceo se convierta lenta, pero sistemáticamente en una comunidad de aprendizajes, en una organización cuyos integrantes aprendan cada día más y mejor, especialmente sus estudiantes y sus profesores, pues quien no aprende, no es capaz de enseñar.

En este sentido el Liceo debe tener la capacidad de verse a sí mismo y en relación con su comunidad, abandonando su insularidad y, sin temores, dilaciones ni excusas, recibir nuevas ideas y adaptarse críticamente a las nuevas realidades.

Debemos impulsar una creciente mejora en la calidad de sus programas y su oferta curricular, donde los estudiantes sean el centro y los protagonistas de sus aprendizajes.

Los aprendizajes que alcanzan los estudiantes deben estar sujetos a una permanente reflexión y análisis para su optimización y afianzamiento. Ese aprendizaje y las formas en que se lograron deben formar parte del acervo de saberes educativos del Liceo y ser puestos a disposición de otros docentes.

Un aspecto insoslayable a subrayar es que los contenidos deben surgir de realidades de los estudiantes, para que así adquieran significado real para ellos.

Los profesores deben hacer los máximos esfuerzos por trabajar en equipo, en función no sólo de la afinidad personal, sino sobre la base de un creciente convencimiento y valoración de los talentos y capacidades del otro.

El Liceo como comunidad de aprendizajes puede erigirse como una comunidad fundada en el respeto, la consideración y valoración por las ideas, anhelos y emociones de los otros.

El Liceo debiera centrar su trabajo educativo en la formación valórica de sus estudiantes, como parte de la recuperación de su identidad educacional.

El Liceo debe avanzar hacia relaciones caracterizadas por el profesionalismo, la justicia y la equidad, entre todos los integrantes de su comunidad.

Una comunidad acostumbrada a plantearse grandes metas y a lograr esos fines, no puede desatender el llamado que nuestros niños y jóvenes nos hacen para brindarles una mejor educación.

Educar es un riesgo, una notable aventura cuyo éxito no está asegurado, pero es una labor hermosa, que duda cabe. Es una vocación por la que vale la pena comprometerse, participar, aportar, esforzarse, crear, creer y soñar.

Bibliografía


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8. Godoy Gabriela y otros. Rescate e Historia de la Experimentación del Liceo Manuel de Salas, decenio 1958 – 1968, Santiago, diciembre de 1990.

9. Núñez, Iván. La innovación de la Enseñanza Media Chilena. Una perspectiva histórica (1925-1973) Mineduc, Santiago, 1997.

10. Núñez, Iván. La Producción de Conocimiento Acerca de la Educación Chilena (1907-1957), Santiago CPEIP, 2002.

11 Soto, Viola. Historia, Experiencias Pedagógicas y Contribución a la Educación Nacional del Liceo Experimental Manuel de Salas, 1974.

12. Zubicueta, Jorge. Tesis para optar al Grado de Magíster en Educación: El Significado de la Experimentación para Ex profesores y Ex alumnos del Liceo Manuel de Salas, Santiago, Universidad de Chile, 2003.


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