viernes, 19 de agosto de 2011

Carta al Presidente de la República





SANTIAGO, agosto 23 de 2011




SEÑOR
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
SEBASTIÁN PIÑERA ECHEÑIQUE
PRESENTE

Señor Presidente,

Por medio de esta misiva queremos hacerle presente nuestras inquietudes como padres y apoderados de los estudiantes que hoy se encuentran aportando al desarrollo de la nación ideas y soluciones concretas para el futuro y desarrollo de un país que claramente les importa.

Es extraordinario que usted, como mandatario, tenga la oportunidad de escuchar a un pueblo que ha trabajado mucho para tener las cifras económicas actuales, porque para que este país crezca, no se necesitan sólo coaliciones de poder, personas que dominen alguna materia de su interés, servicio público, actitudes oportunas, sueños o dinero.

Se requiere de un pueblo dispuesto a trabajar, a sacar adelante a sus familias, sus sueños y anhelos, un pueblo con convivencia sana, un pueblo solidario que ha aprendido a punta de terremotos levantarse una y otra vez.

Hemos esperado por años de la clase política un diseño digno, democrático e igualitario que modele y resguarde una sociedad dispuesta a trabajar, desarrollarse, construir y ser feliz. Sin embargo, lo recibido de la clase política son las migajas; de otro modo, las cifras de desigualdad de este país no serían tan aberrantes, como usted mismo lo reconoció hace poco.

Hace unas semanas, nuestros ahorros, que significan las pensiones de millones de chilenos, estuvieron sometidas a las transacciones de un parlamento que no es el nuestro por estar depositadas en el tesoro de Estados Unidos, y esto podría ser el futuro.

Nuestras tierras, semillas, minerales, bosques, mares, han sido explotados por inversionistas extranjeros que no dejan nada que los ciudadanos podamos ver concretamente bueno; vemos los desastres ecológicos. Es más, pagan menos impuestos que nosotros, que debemos mantener un sistema educativo en donde el aporte del Estado es menor a la mayor parte de otras naciones incluso latinoamericanas.

Se especula en los mercados internacionales con nuestro paisaje, nuestras riquezas, nuestra salud, nuestras pensiones y con la educación de nuestros hijos, nuestra economía familiar, con el desayuno que toman estos jóvenes que hoy despertaron gracias a los sabios procesos de la vida, de ellos, 100 que entran a la universidad, 60 salen endeudados sin terminar la carrera; o sea, se van para la casa sin pan ni pedazo. Treinta siguen adelante y salen con deudas de más de $15 millones y se dedican a hacer otra cosa distinta a la que estudiaron. Sólo 10 de 100 logran salir a hacer lo que soñaron, pero seguramente bien endeudados.

Somos los padres de estos jóvenes, los que pagamos impuestos específicos con leyes imperfectas, los que trabajamos sin diseños de país claros, los que tenemos que llegar en las noches a nuestras casas a enterarnos de que jóvenes estudiantes están en huelga de hambre para que el gobierno tenga la capacidad de escuchar las demandas que la mayor parte del país considera legítimas.

Lo que ocurre no es una lucha de clases políticas. Es un conflicto que apela al sentido común.

Presidente: no es bueno endeudarse con tantas almas. Sabemos que su tarea es difícil, pero usted ha decidido ser presidente y no ha podido sintonizar con su pueblo porque hay una clase política que le exige gobernar para ellos.

Nosotros, tanto como usted, queremos que a Chile le vaya bien. No sabemos si usted prefiere que a usted le vaya mejor. Somos transversalmente simples ciudadanos, los padres de los jóvenes que han planteado una reforma al sistema educacional que está haciendo agua hace mucho rato. Usted esta frente a una situación decidora y esa es la real dimensión. Tiene la oportunidad de demostrar que sus palabras tienen sentido, que su sueño de un Chile mejor es compartido.

Somos madres y padres de esta generaciones que hoy están dispuestos a perder el año, a morir de hambre, a levantar a un país para que le diga a su gobernante en las formas más creativas. No somos pocos, no somos delincuentes, no somos ignorantes y tenemos el apoyo de la gran mayoría del país y de mucha gente en el extranjero.

Escúchenos, atienda nuestra inquietud, respete nuestras dignidades y construyamos un país con reales oportunidades. El dinero está; lo que se necesita es voluntad. Eso es lo que pedimos hoy: su voluntad para resolver de una vez por todas este conflicto que nos seguirá durante años, como lo ha hecho hasta ahora, dejando muchos ministros en el camino.

Queremos y trabajamos para que nuestros hijos reciban lo mejor de nosotros. Sin embargo, el sistema económico nos ha exigido destetarlos antes de tiempo, entregarlos antes de que caminen a otros brazos, volver a la casa cansados y muchas veces verlos sólo dormir.

Hoy también queremos coherencia ante las dificultades que nos aquejan. Queremos que el gobierno deje de actuar como si esto fuese un complot. Esto es un estallido social producto del abuso y la especulación que se ha hecho con una nación que en movilidad social tiene como alternativa endeudarse cada día más.

Exigimos cambios. Usted comprometió cambios. Las demandas son claras. Quizás llegó el tiempo de tener una Constitución elaborada con el consenso nacional. Quizás llegó el tiempo de que Chile explote y procese sus materias primas en casa con jóvenes preparados en los mejores lugares del mundo. Quizás llegó el momento de que las enfermedades sean tratadas a tiempo. Llegó el tiempo de que los viejos descansen sanos y seguros después de haber entregado su mayor esfuerzo al desarrollo del país. Llegó el tiempo de que nuestros recursos naturales sean respetados como nuestros cuerpos.

Llegó el tiempo en que los políticos actúen por vocación de servicio y no porque la política sea el camino para obtener dividendos personales, como lo han demostrado en su gran mayoría.

Llegó el tiempo de sanar. Los jóvenes, nuestros hijos, lo están diciendo, están conformando la sociedad en la que quieren vivir y están dándole al gobierno la oportunidad de abrir una puerta al desarrollo real, en donde la igualdad y la calidad sea el eje central de la política educacional, en donde el gobierno tenga sintonía con su pueblo, elemento esencial para gobernar. El gobierno debe motivarse para hacer un proyecto país con participación real que sea de largo plazo con alturas de mira, no con reacciones cortoplacistas que al cabo de un tiempo pasan a ser un obstáculo.

Nosotros, las madres y padres de este país, nos hacemos eco de las voces de nuestros hijos y exigimos una solución a este conflicto que entendemos es una reacción a las injusticias de las innumerables cargas que nos da este sistema económico. Esto no es otra cosa que el borde de los límites de una estabilidad que ya no se sostiene.

Confiamos en que usted pueda comprender y responder positivamente a las demandas de los estudiantes que apoya gran parte de Chile, el país que lo eligió, el que quiere avanzar y no quedarse estancado en rencillas partidistas que a la larga en nuestra esfera y en nuestros hogares no tienen ningún valor ni trascendencia.

Sin otro particular, lo saludan muy atentamente,



DIRECTIVA
ASOCIACIÓN DE PADRES Y APODERADOS



LICEO EXPERIMENTAL MANUEL DE SALAS



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