El día domingo 21 de noviembre recién pasado, el Presidente de la República, don Sebastián Piñera Echenique, ha informado al país acerca de una reforma educacional. Los anuncios -que en gran medida son de índole administrativa- como incentivos al retiro de profesores o incentivo de becas para estudiar pedagogía, entre otros, sólo se complementan con cambios en los Planes de Estudio. Estos últimos se refieren al fortalecimiento de las asignaturas de Matemática, Lenguaje e Inglés, con costo a las disciplinas de Historia y Ciencias Sociales, y Tecnología, que disminuirían las horas que tienen asignadas en la actualidad.
A nuestro juicio, la medida anunciada carece de fundamentos pedagógicos consistentes, pues supone, como punto de partida, que otorgando más tiempo a las asignaturas “favorecidas”, se resuelve el problema de fondo. Los anuncios formulados, en definitiva, no van acompañados de otras noticias de relevancia pedagógica, más allá del cambio en el Plan de Estudios.
Por lo anterior, y en consecuencia con los preceptos que guían el quehacer pedagógico que se desarrolla en nuestro Establecimiento, los docentes que impartimos la Asignatura de Historia y Ciencias Sociales en el Manuel de Salas nos hacemos un deber en expresar nuestra opinión en forma pública y abierta sobre el significado de estas ciencias y el rol fundamental que cumplen en la educación de niñas, niños y jóvenes de nuestro país.
La medida relacionada con la decisión del Ejecutivo de disminuir las horas destinadas a la enseñanza y aprendizaje de la Historia y las Ciencias Sociales, no sólo nos resulta inadmisible, obtusa e infundamentada, en tanto deja entrever el desconocimiento teórico y empírico que manifiestan los diseñadores de una propuesta como la aludida, respecto de la invaluable contribución educativa que esta disciplina hace al fortalecimiento -por ejemplo- de la comprensión de lectura en contexto; de la capacidad de análisis de los procesos sociales que ha vivido la humanidad; del desarrollo del pensamiento crítico; del interés creciente, por parte de los jóvenes chilenos, por conocer y asumir la condición de ciudadanos.
Una de las virtudes de la Historia y las Ciencias Sociales es ser capaz de generar, donde sea que se enseñe o aprenda, un espacio fructífero de diálogo permanente que facilita la construcción individual y colectiva del pensamiento. Asimismo, es una invitación a ejercer la capacidad de discrepar con la realidad nacional o internacional que se conoce. Estimula, en niños y jóvenes, la autonomía intelectual y eleva el nivel de comprensión relevante sobre el mundo en que somos y estamos, en tanto es éste fruto de la labor de generaciones pasadas.
Siendo nuestro Liceo un Establecimiento de “especial singularidad”, y en proceso de construcción de su Currículo de Centro, es probable que logre tomar distancia y mantenerse relativamente inmune ante las medidas anunciadas. No obstante, si el Manuel de Salas se plantea avanzar hacia su recuperación como referente en la educación chilena, no puede enajenarse de contribuir al debate nacional respecto de estas iniciativas de dudoso razonamiento pedagógico; no solo desde la perspectiva del pronunciamiento coyuntural, sino además promoviendo el debate en su propia comunidad y creando un espacio de discusión docente rigurosa, más allá de sus muros.
Asignatura de Ciencias Sociales LMS.
Noviembre de 2010.
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